Como publicamos hace tiempo, una forma de mejorar la
estética de la sonrisa sin eliminar demasiado tejido dental consistía en la
colocación de frentes laminados de
porcelana, las conocidas carillas
que ya se usaban en los años 30 en Estados Unidos por exigencias de algunos
actores y actrices de Hollywood.
Sin
embargo, actualmente, empieza a extenderse el uso de una alternativa que
requiere menor o ninguna eliminación de tejido dental: las carillas sin tallado.
Con
estas finas láminas de porcelana (0,3mm
de espesor) que se adhieren al esmalte dental se pueden solucionar
problemas de forma, posición y color sin tener que tocar la estructura del
diente.
Como no
se daña el tejido dental, se pueden utilizar en pacientes jóvenes cuando sea preciso sin comprometer sus piezas. No requieren anestesia y la
sensibilidad es nula o prácticamente inexistente. Proporcionan un blanqueamiento permanente de la
sonrisa. Son rápidas de realizar
(dos sesiones y sin necesidad de incómodos provisionales de resina)
Pese a
ser tan delgadas, tienen un comportamiento
físico-mecánico similar a las carillas con tallado. Se estima que el éxito de estas carillas es del 99% a
los 5 años y del 97% a los 15 años.
No
obstante, también presenta ciertos inconvenientes
ya que no se pueden restaurar dientes con graves malposiciones o discrepancias
de tamaño. Siempre existe un pequeño sobrecontorneado del diente ya
que, al no tallarlo, la fina lámina se pega sobre esmalte y el diente aumenta
en volumen (aunque sólo sean 0,3mm). De hecho, al ser tan finas, dejan ver a
través de ellas el color del diente subyacente por lo que, si deseamos enmascarar
un color oscuro (por un traumatismo, un tratamiento de conductos – endodoncia -
o una tinción por tetraciclinas) deberemos valorar la necesidad o no de un blanqueamiento
previo a su colocación.