Las aftas bucales (conocidas en la calle como llagas) son úlceras de distinto tamaño, número y localización que aparecen en las mucosas de la boca. Son dolorosas y recidivantes (aparecen de nuevo en mayor o menor frecuencia). Aparecen en forma de brotes y suelen resolverse solas en la mayoría de casos.
Tiene prevalencia en clases sociales altas, en mujeres y de los 10 a los 40 años de edad.
Se pueden distinguir algunos factores predisponentes de su aparición como:
- Acción irritativa sobre la mucosa oral: traumatismos, manipulaciones dentales...
- Alérgenos alimenarios: muchas veces aparecen después de consumir ciertos alimentos o bedidas
- Cese del hábito de fumar. Los pacientes fumadores presentan menos aftas por el incremento de la queratinización del epitelio de las mucosas.
- Ciclo menstrual: generalmente en la fase premestrual o luteínica donde disminuye la cornificación del epitelio y lo hace más susceptible a la aparición de aftas. Curiosamente, las aftas disminuyen o desaparecen durante el embarazo.
- Estrés, ansiedad, nerviosismo o depresión.
- Factores genéticos
- Fármacos y otros productos químicos de algunos dentífricos y colutorios.
- Enfermedades sistémicas: celiaquía (intolerancia al gluten) y enfermedades intestinales (enfermedad de Crohn...), déficit de hierro, de vitaminas (complejo de vitaminas B), de zinc (mantiene la integridad epitelial), sida (aftas más severas y persistentes), algunos síndromes...
En general se clasifican según su tamaño en aftas menores (85% de los casos) cuando no superan el centímetro y curan sin secuelas de 10 a 14 días y aftas mayores cuando miden más de un centímetro y pueden tardar en curar hasta un mes dejando una posible cicatriz.
No existe un tratamiento específico para evitar su aparición. En general se deben evitar los traumatismos locales, eliminar los posibles alérgenos de la dieta y diagnosticar y tratar las enfermedades sistémicas que puedan ser las causantes.
Actualmente, todos los tratamientos de aftas como los antisépticos (colutorios y geles de clorhexidina) y los anestésicos tópicos, van encaminados a disminuir el dolor de las aftas, evitar la infección y acelerar su cicatrización. En casos de aftas persistentes, aftas mayores y pacientes con sida puede ser necesario el uso de tratamiento antibiótico y corticoide.