En algunas ocasiones, necesitamos conocer el estado de vitalidad de algún diente. Es decir, saber si el diente está "vivo" (vital) o "muerto" (necrótico). Las pruebas de vitalidad pulpar nos dan esa información y la utilizamos sobre todo después de accidentes y traumatismos para comprobar que el diente sigue vital con el tiempo o en casos de infecciones grandes que en la radiografía abarcan varios dientes para descartar si la vitalidad está afectada en todos ellos o sólo en alguno.
Estas pruebas son muy sencillas, se realizan en clínica y la más común es la aplicación sobre el diente seco de una bolita de algodón impregnada en un spray a -50ºC. El paciente nos avisará cuando note el frío. En un diente sano normal se produce un dolor ligero que desaparece en el instante que se calienta el diente de nuevo. Las respuestas exageradas muy dolorosas indican afectación pulpar y habrá que valorar el tratamiento a seguir. Si el paciente no nota el frío nos indicará que el diente ha perdido su vitalidad, está necrótico y necesitará un tratamiento de conductos (endodoncia) para limpiar ese tejido del interior del diente.
Solemos colocar la bolita en varios dientes, empezando por uno que no esté afectado para que el paciente entienda la sensación normal que debe notar. Después hacemos la prueba en el diente afectado pero solemos realizarla en varios dientes para descartar errores ya que el paciente, en una situación de miedo o estrés al dentista puede llegar a confundirnos y, de esta manera, comprobamos y comparamos su respuesta ante diferentes dientes, tanto sanos como los que pueden estar afectados.
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