Muchas veces, nos encontramos con pacientes que pese a cepillarse todos los días, presentan signos clínicos que evidencian una falta de cepillado.
Y es que es igual de importante la cantidad (tres veces al día) como la calidad del cepillado (la técnica empleada). A continuación os ofreceremos algunos consejos que esperamos que os sean de utilidad
En primer lugar es importante conseguir un buen cepillo. Los hay de muchas marcas y los podemos encontrar en farmacias y parafarmacias. Debemos intentar huir de los cepillos de marcas blancas que nos ofrecen los centros comerciales.
Los cepillos se dividen en diferentes durezas: suaves, medios y fuertes. Como regla general se aconseja el cepillo medio que debe acompañarse de una fuerza media a la hora de cepillarse. Los cepillos con cerdas suaves no eliminan con eficacia la placa bacteriana y los cepillos muy duros o cepillados demasiado vigorosos pueden dañar la encía que rodea al diente produciendo recesiones (la encía huye y se expone la raíz del diente por lo que los dientes adquieren sensibilidad y se ven "más largos")
Los cepillos eléctricos remueven mejor la placa bacteriana de los dientes. Además, muchos de ellos avisan de la fuerza que se realiza e incluso cuentan el tiempo del cepillado (aproximadamente 2 minutos)
Los cabezales redondos son muy buenos ya que abarcan la superficie completa de cada diente. Hay que intentar que el cepillo sea recargable con baterías y no a pilas puesto que cuando la pila se consume la eficacia va disminuyendo.
Tanto si el cepillo es manual o eléctrico, debe ser sustituido cada 3 meses puesto que las cerdas se vuelven flojas y el cepillo pierde su eficacia.
Para más consejos en cuanto a la técnica que debéis emplear, no dudéis en acudir a la clínica donde nuestro equipo os enseñará cómo debéis realizarlo.
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