La periimplantitis es una de las complicaciones más frecuentes del tratamiento con implantes. Son procesos infecciosos que afectan a los tejidos que rodean al implante. Cuando la infección se acompaña de pérdida ósea, sangrado y/o supuración al sondar, se considera periimplantitis.
En general, el tratamiento consiste en eliminar las bacterias de la superficie del implante, eliminar o reducir los factores de riesgo y mantener los resultados en el tiempo.
Los tratamientos son similares a los de la periodontitis (cuando la enfermedad afecta al diente natural). Sin embargo, la prótesis, la superficie del implante y la posición son factores que afectan a la periimplantitis y no a la periodontitis.
El tratamiento suele ser más difícil que en el diente natural y los resultados menos predecibles. En general se debe pasar por una primera fase de tratamiento no quirúrgico que, aunque en la mayoría de los casos, resulta insuficiente, nunca se debe de dejar de intentar.
Esta primera fase consistiría en una buena higiene, reforzando la higiene del paciente en casa para valorar la propia respuesta de los tejidos. Se deben eliminar las zonas retentivas de placa (pulir las espiras del implante, si están expuestas, puede ser ventajoso. Se deben realizar visitas de control periódicas cada 6 meses.
Si todas las medidas anteriores, no funcionan, se deberá eliminar la infección mediante cirugía que, en el peor de los casos, puede conllevar la retirada del implante afectado.