La hipersensibilidad es una respuesta exagerada en forma de molestia frente a un estimulo que, en situaciones normales no desencadena una respuesta en un diente sano. Estos estímulos pueden ser de tipo mecánico (cepillado), térmicos (alimentos fríos o calientes), químicos (toxinas de la propia placa bacteriana adherida al diente)
Para que se produzca la sensibilidad debe haber una exposición de la dentina. Suele ser más frecuente en pacientes a partir de los 40 años aunque su incidencia disminuye en personas de edad avanzada ya que el diente empieza a tener menor sensibilidad nerviosa. Más del 90% de los dientes afectados por hipersensibilidad presentan recesiones gingivales (exposición de la raíz cuando la encía se desplaza). Los dientes más afectados suelen ser los caninos y primeros premolares y en general se afectan más los dientes maxilares que los mandibulares. Las mujeres se ven más afectadas y suelen solicitar tratamiento.
DIAGNÓSTICO
Se deben descartar en primer lugar, otras patologías que puedan ser las causantes de las molestias (caries, enfermedad periodontal...). Para ello, puede ser muy útil realizar una radiografía. La mejor forma de diagnosticar la hipersensibilidad es mediante el uso de la sonda dental ya que el simple roce de la punta de metal del instrumento sobre el diente suele desencadenar la respuesta dolorosa.
TRATAMIENTO
La gran cantidad de soluciones que se proponen para el tratamiento de la hipersensibilidad demuestra lo difícil que en realidad supone para el dentista tratar esta patología con efectividad. No existe, a nivel científico, un solo tratamiento que sea de primera elección o el más efectivo contra la hipersensibilidad.
En primer lugar hay que educar al paciente para que siga una correcta técnica de cepillado haciendo uso de una fuerza controlada, unos cepillos de dureza media y pastas dentífricas para dientes sensibles que irán sellando los túbulos abiertos del diente.
Se deben eliminar los agentes que puedan causar las molestias: evitar alimentos fríos, calientes y ácidos y reparar caries si las hubiera.
Existen barnices desensibilizantes que pueden aplicarse sobre los dientes para disminuir la sensibilidad aunque su efecto suele desaparecer pasadas unas semanas.
En los casos en los que existan recesiones, habrá que plantear reposicionar la encía en su sitio mediante técnicas quirúrgicas para su correcta posición y/o colocación de injertos que protejan a la parte del diente expuesta.
En los casos más graves en los que la sensibilidad no mejor de ninguna de las maneras citadas anteriormente, y las molestias lleguen a ser importantes para el paciente, puede ser necesario realizar la endodoncia (desvitalizar, quitar el nervio) del diente afectado para que deje de producir molestias.
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