El reflujo gastroesofágico es una enfermedad en la que el contenido gástrico del estómago pasa al esófago produciendo regurgitación y lesiones inflamatorias. Es muy frecuente en la sociedad actual y es una dolencia de tipo crónico con tendencia a repetirse.
Además de manifestaciones como la tos, el asma, la afonía o la laringitis, pueden aparecer otras manifestaciones que afectan a la salud oral.
Mucho pacientes con reflujo presentan odinofagia y disfagia (dolores, molestias y dificultad para tragar). Pueden aparecer erosiones en partes blandas como mucosas de las mejillas o encías. Muchos de estos pacientes suelen describir una sensación de quemazón oral que puede mejorar con enjuagues o sprays anestésicos. El omeprazol (fármaco utilizado en pacientes con reflujo) puede producir disminución de la saliva (por lo que se aconseja utilizar chicles sin azúcar, estimulantes salivares o saliva artificial)
Los ácidos procedentes del reflujo provocan la erosión dental. La erosión dental se define como la pérdida de material dental sin la intervención de bacterias. En este caso, la erosión se produce por el efecto químico abrasivo de los ácidos gástricos. Estas erosiones son de evolución lenta y pueden pasar desapercibidas en los estadios iniciales de la enfermedad. En estado avanzados, la pérdida de esmalte y material dental se hace irreversible.
Por eso es importante, en estos pacientes, tener un control periódico con aplicaciones de flúor en altas concentraciones. En ocasiones se pueden realizar férulas nocturnas que cubran los dientes y evitar el desgaste de los mismos por acción de los ácidos.
UN CONSEJO IMPORTANTE PARA LOS PACIENTES CON REFLUJO es que antes de cepillarse, se enjuaguen durante unos instantes con una solución alcalina para eliminar el ácido que pueda haber sobre las caras dentales ya que, de no hacerlo, la acción del ácido junto con la acción mecánica del cepillado puede ayudar a la abrasión de los dientes.
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