viernes, 27 de noviembre de 2020

SARRO DENTAL

 


El sarro dental, también llamado cálculo o tártato, es un depósito que se adhiere a nuestros dientes y prótesis y que tiene su origen en la calcificación de la placa bacteriana.

Se conoce su existencia desde la antigüedad, y ya en el siglo X, Abulcasis de Córdoba lo describe y fabrica utensilios para su eliminación.

El sarro puede dividirse, según su localización, en supragingivales (en el borde o por encima de la encía) y subgingival (por debajo de la encía)

El sarro puede aparecer en cualquier edad, incluso en niños con mala higiene oral. Aunque su aparición suele ser más frecuente durante la adolescencia y va aumentando su aparición con la edad, afectado a más del 85% de la población de cuarenta años.

El supragingival es el sarro que el paciente puede observar. Suele ser blanco aunque a veces puede teñirse de color amarillento o marrón con el tabaco y los restos alimenticios. Tiene una consistencia dura y, en ocasiones, se desprende en bloques.

Se localiza con mayor frecuencia en las zonas cercanas a la salida de los conductos salivares, ya que ese constante fluido de saliva ayuda a precipitar y calcificar las sales sobre los dientes. Estas zonas suelen ser las caras de los molares superiores, en contacto con la mejilla, y la parte lingual de los incisivos inferiores. En ocasiones, cuando no hay piezas dentarias en alguna arcada, puede aparecer sarro también sobre las caras masticatorias de los molares contrarios, ya que, al no masticar, no se produce el fenómemo de autoclisis por el que los dientes "se limpian" por el propio efecto de la masticación.

El sarro subgingival no se aprecia a simple vista. No está en relación directa con la salida de la saliva pero sí con el líquido crevicular del interior de la encía. Puede afectar a cualquier diente y por lo general tiene un color oscuro o negruzco. Están firmemente adheridos al cuello y la raíz de los dientes.

El sarro se elimina mediante la higiene con ultrasonidos en la clínica dental. El ultrasonidos, mediante vibración, hace que el sarro se despegue de los dientes. En algunos casos, cuando el sarro subgingival está muy profundo, puede requerirse anestesia o realizar el tratamiento de raspado y alisado radicular (curetajes) para eliminarlo eficazmente.

martes, 17 de noviembre de 2020

LA HIPERSENSIBILIDAD DENTAL

 


La hipersensibilidad es una respuesta exagerada en forma de molestia frente a un estimulo que, en situaciones normales no desencadena una respuesta en un diente sano. Estos estímulos pueden ser de tipo mecánico (cepillado), térmicos (alimentos fríos o calientes), químicos (toxinas de la propia placa bacteriana adherida al diente)

Para que se produzca la sensibilidad debe haber una exposición de la dentina. Suele ser más frecuente en pacientes a partir de los 40 años aunque su incidencia disminuye en personas de edad avanzada ya que el diente empieza a tener menor sensibilidad nerviosa. Más del 90% de los dientes afectados por hipersensibilidad presentan recesiones gingivales (exposición de la raíz cuando la encía se desplaza). Los dientes más afectados suelen ser los caninos y primeros premolares y en general se afectan más los dientes maxilares que los mandibulares. Las mujeres se ven más afectadas y suelen solicitar tratamiento. 

DIAGNÓSTICO

Se deben descartar en primer lugar, otras patologías que puedan ser las causantes de las molestias (caries, enfermedad periodontal...). Para ello, puede ser muy útil realizar una radiografía. La mejor forma de diagnosticar la hipersensibilidad es mediante el uso de la sonda dental ya que el simple roce de la punta de metal del instrumento sobre el diente suele desencadenar la respuesta dolorosa.

TRATAMIENTO

La gran cantidad de soluciones que se proponen para el tratamiento de la hipersensibilidad demuestra lo difícil que en realidad supone para el dentista tratar esta patología con efectividad. No existe, a nivel científico, un solo tratamiento que sea de primera elección o el más efectivo contra la hipersensibilidad.

En primer lugar hay que educar al paciente para que siga una correcta técnica de cepillado haciendo uso de una fuerza controlada, unos cepillos de dureza media y pastas dentífricas para dientes sensibles que irán sellando los túbulos abiertos del diente.

Se deben eliminar los agentes que puedan causar las molestias: evitar alimentos fríos, calientes y ácidos y reparar caries si las hubiera. 

Existen barnices desensibilizantes que pueden aplicarse sobre los dientes para disminuir la sensibilidad aunque su efecto suele desaparecer pasadas unas semanas.

En los casos en los que existan recesiones, habrá que plantear reposicionar la encía en su sitio mediante técnicas quirúrgicas para su correcta posición y/o colocación de injertos que protejan a la parte del diente expuesta. 

En los casos más graves en los que la sensibilidad no mejor de ninguna de las maneras citadas anteriormente, y las molestias lleguen a ser importantes para el paciente, puede ser necesario realizar la endodoncia (desvitalizar, quitar el nervio) del diente afectado para que deje de producir molestias. 


jueves, 12 de noviembre de 2020

CALCIFICACIONES PULPARES

 


La calcificación pulpar es un proceso que se encuentra de manera frecuente en los dientes y que se descubre en la mayoría de ocasiones de manera casual al realizar una radiografía por cualquier otro motivo.

Se trata de un proceso por el que se forman estructuras duras de origen similar a la dentina en la cámara pulpar o en los conductos del diente, los espacios que, en condiciones normales, ocupan los vasos sanguíneos y nervios que nutren e inervan los dientes. Estas calcificaciones pueden recibir diferentes nombres como cálculos pulpares, dentículos pulpares, pulpolitos...

La causa más importante de estas formaciones es la edad, aunque pueden aparecer como mecanismos naturales de defensa del diente frente a patologías como la caries, la enfermedad periodontal (enfermedad de las encías) o traumatismos. También puede aparecer como respuesta a tratamientos odontólogicos, como reconstrucciones (empastes) de gran tamaño.

Cualquier diente puede presentar una calcificación, incluso pueden aparecer en dientes temporales, aunque son menos frecuentes ya que, como la principal causa de su formación es la edad, muchas veces los dientes de leche no permanecen el tiempo suficiente en boca para su aparición.

Por lo general, los dientes con calcificaciones no presentan sintomatología y como se ha dicho anteriormente, se suele descubrir de manera casual al realizar una radiografía. Sólo en caso de calcificaciones muy grandes se puede producir dolor al comprimir algún haz nervioso del diente, aunque es muy poco frecuente.

Dado que no son entidades que produzcan una patología como tal, no es necesario su tratamiento aunque es importante diagnosticar estas calcificaciones ya que pueden dificultar bastante el tratamiento de conductos (endodoncia) cuando se precisa limpiar el nervio de la pieza dental afectada.